Para montar un gimnasio, ya sea comercial o doméstico, es necesario contar con equipos duraderos, versátiles y adaptados a distintos objetivos de fitness. Los equipos de gimnasio constituyen la columna vertebral de cualquier espacio de entrenamiento, ya que sirven para todo, desde el desarrollo de la fuerza hasta el trabajo cardiovascular y de movilidad. La elección de las piezas adecuadas garantiza que su gimnasio satisfaga las necesidades de los usuarios y resista el desgaste diario.
El entrenamiento de fuerza comienza con lo esencial. Un estante de potencia, a menudo hecho de acero de calibre 11 con una capacidad de 1000 libras, ancla levantamientos pesados como sentadillas y press de banca. Los bancos ajustables, con entre 3 y 7 posiciones de inclinación, permiten realizar press y remo, y suelen soportar 600 libras o más. Las barras olímpicas de 20 kg con rodamientos de agujas se combinan con placas de pesas (de 5 kg a 25 kg) para una carga progresiva. Las mancuernas, de 2,5 kg a 50 kg, ofrecen flexibilidad para los movimientos de aislamiento, con diseños hexagonales de goma que evitan los rodillos y los daños en el suelo.
El entrenamiento funcional añade variedad. Las cuerdas de combate, a menudo de 15 m de longitud y 2,5 cm de grosor, ponen a prueba la resistencia y el agarre. Las cajas de pliometría, con alturas de 30 cm a 60 cm, aumentan la potencia explosiva; las de madera o acero soportan cargas de 200 kg. Las barras de dominadas, montadas en rack o independientes, soportan 300 kg para ejercicios de peso corporal, una característica valorada por la eficiencia del espacio.
La durabilidad no es negociable. Los equipos de calidad comercial, a menudo recubiertos de polvo para resistir el óxido, se someten a pruebas de miles de ciclos; algunos bastidores están clasificados para más de 10.000 usos. Los precios reflejan la calidad: un rack de potencia puede costar entre 500 y 1.000 dólares, mientras que una cinta de correr cuesta entre 2.000 y 5.000 dólares. Comprar a fabricantes con certificaciones ISO garantiza la fiabilidad, ya sea para un gimnasio o para una instalación personal.
El equipamiento adecuado transforma un gimnasio en un centro de fitness. Se trata de adaptar el equipamiento a los objetivos (fuerza, resistencia o versatilidad) y garantizar su durabilidad.